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Por Cindy Foster

La tercera revolución cognitiva, tanto para leer, tan poco tiempo

No es tu imaginación. Hoy, por primera vez en la historia, es imposible mantenerse al día con toda la información disponible que se está publicando en el mundo. ¿Qué vamos a hacer con toda la información que nos bombardea a diario? Y, ¿cómo podemos asegurarnos de que las personas se beneficien de él en el entorno médico?

Un grupo internacional de investigadores aborda esa cuestión en "La tercera revolución cognitiva," un artículo publicado recientemente en Informes EMBO - una revista revisada por pares - que destaca la investigación en biología molecular, así como comentarios sobre el impacto social de los avances en las ciencias de la vida.

La digitalización, la World Wide Web y los esfuerzos de investigación global han provocado la Tercera Revolución Cognitiva. Esta transformación sigue a la invención de la agricultura, el alfabeto y las ciudades en la Primera Revolución, y la integración del papel moderno con la imprenta durante la Segunda Revolución, según uno de los autores del artículo, el Dr. Ariel L. Rivas de la Universidad de Centro de Salud Global de Nuevo México.

El artículo del grupo se centra en dos problemas creados por esta avalancha de información: el riesgo de retrasar la adopción del conocimiento disponible y la validez cuestionable de gran parte de la literatura publicada.

"Cómo reaccionar y adaptarse a esta avalancha de conocimientos será el mayor desafío en el futuro", dice Rivas. "Este fenómeno nunca antes había sido experimentado por ninguna generación humana. Ningún gobierno, universidad, empresa, sistema legal o ideología parece estar preparado para abordarlo".

A nivel individual, la revolución está creando un nuevo tipo de analfabetismo, uno en el que un investigador siempre está trabajando con información obsoleta. Esto es así porque el tiempo disponible para leer permanece constante, pero el volumen de literatura para leer sigue creciendo.

Por ejemplo, si el científico promedio, en 1955, necesitaba leer dos horas a la semana para mantenerse actualizado en su campo, hoy, un científico similar necesitaría leer 300 horas a la semana. Sin embargo, una semana dura solo 168 horas.

Un ejemplo de adopción tardía del conocimiento disponible y / o conocimiento publicado de dudosa validez es el hecho de que se han publicado más de 20,000 artículos sobre la sepsis. A pesar de una cantidad tan colosal de estudios, ninguno se ha traducido en nuevos tratamientos.

“Este problema afecta a todo, a todos y en todas partes”, dice Rivas. “Se trata de la credibilidad de diplomas, universidades, profesiones, publicaciones y puestos de trabajo”.

La revolución está desatando una miríada de preguntas adicionales. ¿Cómo será la profesión médica dentro de cinco años? ¿Cómo podemos canalizar los dólares de investigación de manera más efectiva? ¿Cómo comparamos las escuelas de medicina?

Para operar de manera efectiva en este nuevo entorno de información, se deben encontrar nuevas formas de comunicación, dicen los autores, ya que piden explorar nuevos métodos para integrar y traducir los hallazgos científicos en formatos que funcionen mejor y más rápido con menos.

"La necesidad ahora es de mecanismos de comunicación interdisciplinarios y transdisciplinarios que puedan ayudar a difundir información a las personas que más la necesitan", sugieren los autores. "Necesitamos iniciar un diálogo serio"..

 

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